30 marzo 2011

¿Recuerdas nuestra primera cita?

Siento tu aliento en mi nuca, me pierdo en tus suspiros, deseo con todas mis fuerzas que el tiempo se detenga en este instante y entonces, para culminar el momento perfecto, me susuras un te quiero. Es indescriptible cómo me siento, ni hormigas ni mariposas, en el estómago tengo una manada de elefantes, siento que el corazón me va a atravesar en pecho con estos latidos tan fuertes y acelerados, tengo dificultades para que el aire llegue a mis pulmones y en cambio soy inmensamente feliz. Me giro y veo esos ojos color miel en los que tanto me gusta perderme, me veo tu sonrisa de dientes perfectos y no puedo evitarlo, se me escapa por instinto, 'yo también te quiero, Kellyan.' Me siento en una burbuja, flotando, confío en que no te alejarás de aquí jamás, lo sé por cómo me abrazas, por la tristeza de tus ojos en cada despedida... No recuerdo haber llorado nunca desde que te conozco, y desde la primera vez que tus labios rozarons los mío esta sonrisa no se ha borrado de mi cara.


La primera vez que escuché tu voz me prendí de ella era tan varonil y a su vez tan dulce que era imposible no caer rendida a tus pies. Más al ver ese aspecto desenfadado, alto, con pantalones pitillo de colores y camisetas estrechas. Recuerdo que te reíste de mi cara de sorpresa al ver que esa adorable voz provenía de un cuerpo tan enorme. Nunca imaginé que desde aquel momento dependería tanto de esa voz y ese cuerpo.

- ¿Recuerdas nuestra 'primera cita' Kellyan?

- ¡Por supuesto! Llegaste diez minutos tarde, porque el autobús iba con retraso, pero no me habías avisado y yo ya creía que me habías dejado plantado. Llevabas unos vaqueros cortitos, la camiseta de Jonh Boy y unas Converse rojas muy desgastadas. Te habías peinado para la ocasión, pero con el agobio del autobús recogiste tu melena en un precioso moño. Al verte aparecer fue cuando decidí que tendrías que ser para mí.

- ¡Estás en todo! Recuerdo que una parte de mí no quería ir, cunado te conocí me encantaste y tenía miedo a que me decepcionaras. Me había vestido sencillita, porque no quería parecerte superficial, pero me había pasado horas arreglándome el pelo, y como creía que por los retrasos no llegaría decidí recogérmelo para estar más cómoda y con los nervios al bajar se me olvidó soltarme el pelo. Tú me estabas esperando en el parque al lado de la parada, vestías unos pitillos azules, una camiseta con una foto de los Beatles y las míticas Vans de cuadritos. En el momento en el que me sonreíste y avanzaste hacia mí supe que ya era tuya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario