31 marzo 2014

-

Madrid llueve porque nos echa de menos. Echa de menos nuestras risas y nuestros besos. Y sé que tú también echas de menos no poder controlar tu sonrisa cuando me acercaba a ti o mi cara de boba cuando te veía. Puta primavera que te ha hecho olvidarme y a ver quién me ayuda a olvidarme de ti. Mejor dejo esta ciudad y empiezo de cero en otra sin mentiras con sonrisas tan bonitas como la tuya.


07 septiembre 2012

¿Y tú, cómo empezaste a sentir dolor?

A veces dejamos al dolos que nos posea. Empieza siempre con un poco de nostalgia. Echas de aquel lugar que es especial para ti, o a esa persona que significó tanto en tu vida... Y te regodeas en los recuerdos. Dejas que aquellas antiguas sensaciones te invadan, y poco a poco la tristeza se apodera de ti. Entonces es cuando cae la primera lágrima, cuando pasas de añorar algo a sentir tristeza por no tenerlo. En ese momento decides poner algo de música que acompañe tu estado de ánimo, porque te hace sentir que no estás solo, que hay más gente triste.
Ahí es cuando deberías decirte a ti mismo 'para, te vas a arrepentir...' pero ya es tarde. La tristeza se ha apoderado de ti, así que decides prender un cigarro y dejarte llevas por los recuerdos con esa música deprimente de fondo. Y es entonces cuando empieza el dolor.
Ese dolor al darte cuenta de todo lo que has perdido. Esas punzadas en el corazón al recordar cada oportunidad que dejaste pasar. Lo peor no es sentir ese dolor, es que deshacerse de él no es nada fácil.
El dolor te arrebata las ganas de todo, te anima a encerrarte en tu propio mundo... Y de algún modo se vuelve adictivo. Y entonces, cuando te das cuenta de que eres adicto al dolor piensas 'estás jodido, compañero', así que enciendes otro cigarro, pones su canción y empiezas a recordar cómo apareció en tu vida. Porque si vas a tener que vivir con el dolor, por lo menos que traiga recuerdos por los que merezca la pena sufrir.

29 mayo 2011

Ahora me da asco la primavera, la gente que sonríe y el sol cuando brilla.

Cada día se levanta más desganada, con la cara más demacrada y el rímel más corrido. Desde hace meses vive en un mundo paralelo, en su mente tiene una realidad que nadie conoce y es la que ella vive, una realidad en la que debe ser muy desgraciada, pues no hace más que llorar. No come, no sale, no se cambia de ropa ni se desmaquilla. Estoy preocupada por ella, no me habla, paso las tardes enteras a su lado y sólo llora, el día que más hace le da una calada a un cigarro o un sorbo a la botella de ginebra. No sé por qué llora, por qué es tan infeliz, y esto me está matando, me siento culpable teniéndola a mi lado, viendo cómo se mata y sin poder evitarlo.

- Arlett, yo no puedo más con todo esto, cada vez que te veo aquí tirada llorando se me rompe el alma. ¿Qué te pasa? Puede que hablar de ello te duela demasiado, pero déjamelo escrito en una nota, ponme una canción que hable de ello... cualquier cosa, un mínimo gesto para que yo sepa por qué llevo luchando meses. Estoy empezando a perder fuerza yo también, cada día tengo más ganas de tirarme aquí, contigo, y echarme a llorar. Sé que si no descubro motivos para seguir caeré, y entonces ninguna de las dos se salvará porque no tendremos a nadie que nos ayude y yo quiero salvarte, quiero revivirte y que sientas el frescor de la primavera, que vuelvas a salir a la calle con una falda y todos se giren para mirar tu escultural cuerpo, pero así no puedo Arlett, así me hundo yo también.

Imaginaba que no obtendría respuesta, como las veinte veces anteriores que había intentado hablar con ella, pero esta vez me dolió en lo más hondo de mi pecho, fue como sentir una puñalada directa en el corazón. De repente el mundo se me caía encima, ¿qué motivos tenía para vivir? Estaba sola en el mundo, hasta hacía poco la tenía a ella, pero ahora ni siquiera eso, ahora estoy completamente sola, hundida. Cogí un cigarro y me asomé al balcón, de repente la primavera me daba asco, no era más que polen por todos lados, gente feliz porque tenían motivos para vivir, un sol que sale porque cree que hace bien a los demás... Sentí que me caía y me agarré con todas mis fuerzas a la barandilla mientras chillaba, con todas mis fuerzas, como si alguien estuviera arrarcándome el corazón en vida, y es que era así como me sentía.
Empecé a entender la vida que llevaba Arlett, ella había sido más lista que yo y se había dado cuenta mucho antes de cómo funcionaba esto. A nosotras nos tocaba sufrir, habíamos nacido sin ser nadie en este mundo y moriríamos igual. ¿Quién sabía quiénes éramos? Ni siquiera teníamos familia o amigos que pudieran preocuparse por nosotros.

30 marzo 2011

¿Recuerdas nuestra primera cita?

Siento tu aliento en mi nuca, me pierdo en tus suspiros, deseo con todas mis fuerzas que el tiempo se detenga en este instante y entonces, para culminar el momento perfecto, me susuras un te quiero. Es indescriptible cómo me siento, ni hormigas ni mariposas, en el estómago tengo una manada de elefantes, siento que el corazón me va a atravesar en pecho con estos latidos tan fuertes y acelerados, tengo dificultades para que el aire llegue a mis pulmones y en cambio soy inmensamente feliz. Me giro y veo esos ojos color miel en los que tanto me gusta perderme, me veo tu sonrisa de dientes perfectos y no puedo evitarlo, se me escapa por instinto, 'yo también te quiero, Kellyan.' Me siento en una burbuja, flotando, confío en que no te alejarás de aquí jamás, lo sé por cómo me abrazas, por la tristeza de tus ojos en cada despedida... No recuerdo haber llorado nunca desde que te conozco, y desde la primera vez que tus labios rozarons los mío esta sonrisa no se ha borrado de mi cara.


La primera vez que escuché tu voz me prendí de ella era tan varonil y a su vez tan dulce que era imposible no caer rendida a tus pies. Más al ver ese aspecto desenfadado, alto, con pantalones pitillo de colores y camisetas estrechas. Recuerdo que te reíste de mi cara de sorpresa al ver que esa adorable voz provenía de un cuerpo tan enorme. Nunca imaginé que desde aquel momento dependería tanto de esa voz y ese cuerpo.

- ¿Recuerdas nuestra 'primera cita' Kellyan?

- ¡Por supuesto! Llegaste diez minutos tarde, porque el autobús iba con retraso, pero no me habías avisado y yo ya creía que me habías dejado plantado. Llevabas unos vaqueros cortitos, la camiseta de Jonh Boy y unas Converse rojas muy desgastadas. Te habías peinado para la ocasión, pero con el agobio del autobús recogiste tu melena en un precioso moño. Al verte aparecer fue cuando decidí que tendrías que ser para mí.

- ¡Estás en todo! Recuerdo que una parte de mí no quería ir, cunado te conocí me encantaste y tenía miedo a que me decepcionaras. Me había vestido sencillita, porque no quería parecerte superficial, pero me había pasado horas arreglándome el pelo, y como creía que por los retrasos no llegaría decidí recogérmelo para estar más cómoda y con los nervios al bajar se me olvidó soltarme el pelo. Tú me estabas esperando en el parque al lado de la parada, vestías unos pitillos azules, una camiseta con una foto de los Beatles y las míticas Vans de cuadritos. En el momento en el que me sonreíste y avanzaste hacia mí supe que ya era tuya.

28 febrero 2011

Ahora sólo me queda sobrevivir.

Tengo miedo a escuchar un te quiero y no ser capaz de responderlo por no sentir lo mismo, incluso lo que es peor, me da pavor no volver a escuchar un te quiero de tu boca. Recuerdo cuando me lo susurrabas bajo las sábanas, tras esas noches largas de desvaríos y sonrisas por doquier. Cada vez que de tu boca escapaba ese par de palabras mi piel se erizaba, una sonrisa se dibujaba en mi cara y el tiempo se detenía. Pero ya nada es lo mismo, ahora ni siquiera somos amigos, ya que los amigos hablan entre ellos y cuando uno está decaído se apoya en el otro, pero yo estoy decaída, mi alma se haya en el subsuelo y lo último que haré será recurrir a ti. Has de creer que soy feliz con esta mala vida que llevo, con el insomnio que sufro sin tus besos, con la huelga de hambre de mis tripas desde que me falta tu aliento y lo que es peor, con esta marcha tan lenta que ha cogido mi corazón para  palpitar desde que no siente tus caricias. Mis mejores amigos son las drogas y el alcohol, me hacen verte a mi lado y creer que me sigues amando. Sé que no podré vivir siempre así, que mi hígado morirá antes de que vuelvan tus besos, o igual mis pulmones revientan antes de que me susurres un te quiero o simplemente puede que me acabe pudriendo en cualquier rincón por no saber vivir sin (tu) amor.

20 febrero 2011

Locura pasajera.

A nuestra edad el amor se ve distinto, para la gente como nosotros las películas románticas son bonitas e incluso nos hacen llorar, pero nunca son realistas. Para los jóvenes como tú y como yo el amor se reduce a pasión y locura. Sentir el roce de tu piel y estremecerme, viajar a una dimensión paralela gracias a tus besos, ser feliz al verte sonreír, sentir que tu mirada se posa en mi y sufrir mil descargas eléctricas o temer que cada vez que te alejas sea para siempre. Es probable que esto ni siquiera sea amor, y tan sólo sea una locura pasajera, pero es la locura mas excitante y agradable que jamás he visto.